Paco y Mariano continúan la investigación del huerto misterioso. Tras allanar una propiedad privada en mitad de la noche y robar un barril sospechoso con la ayuda de Aitor, deciden llevar el recipiente directamente a su casa. Cuando Silvia analiza el contenido, descubren que se trata de uranio, algo solo controlado por la Agencia estatal de la Energía Atómica. Su objetivo pasará a ser descubrir cómo ha ido a parar allí y conseguir pruebas legales.
Paco recluta a Aitor en su unidad para tenerle constantemente vigilado y evitar así que pase tiempo con Sara; incluso le cambia los turnos para que no tenga tiempo libre. Aitor se toma muy en serio las órdenes de Paco, hasta el punto de humillar a Sara delante de todo el mundo para que ella le odie, y parece que lo consigue. Por su parte, Sara, ignorando de nuevo las órdenes de su abuelo de cerrar la discoteca, vuelve allí para seguir investigando por su cuenta.
Montoya quiere explicarle a Rita que lo que pasó entre él y Marga fue algo sin importancia pero Rita prefiere evitarle. Montoya le confiesa a Curtis que siente algo más por Rita y que lo de Marga solo ha sido algo pasajero, y Curtis a su vez se lo comunica a Rita, que se emociona con la noticia.
Mientras que Silvia y Pepa parecen haberse reconciliado, Curtis quiere tener una cita con Pepa, ya que piensa que ella le quiere de verdad después de lo que le dijo en la ambulancia cuando estaba al borde de la muerte. Pepa quiere esperar a que Curtis se recupere de sus heridas para "cortar" con él.
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