Me despierto lentamente, me voy haciendo el remolón, como muchas mañanas,... me giro hacia donde estás tú, estiro la mano para buscarte, pero no te encuentro, sólo las arrugadas sábanas, eso hace que apresure en abrir mis ojos....una sensación extraña recorre todo mi cuerpo...me incorporo para ver mejor que quizá estás levantada, preparando el desayuno...pero el habitáculo es tan pequeño que me basta con un pequeño vistazo a mi alrededor para ver que no estás. Te llamo: "Sara"...guardo silencio, no me muevo, espero respuesta, al no oir nada me incorporo un poco más, "¿Sara?" repito de nuevo, a la vez que esa sensación se convierte en miedo, y éste se va apoderando poco a poco de mí, temiendo que la conversación que tuvimos anoche se convierta en realidad...hago una última llamada "Sara", mi voz se empieza a quebrar, me cuesta articular palabra, ya no tengo apenas esperanzas en que me contestes, está claro, no estás...
De repente se abre la puerta del baño y te asomas: "¿Qué pasa?" me preguntas sin entender mucho mi reacción y algo preocupada...y es entonces cuando se evapora como por arte de magia, un gran peso que estaba sobre mí, que me impedía respirar, que me tenía inmovilizado...así que cojo aire aliviado...te hago sitio en la cama y tú vienes risueña hacia mí y de un salto te sientas a mi lado:"¿Estás bien?", me preguntas con cariño, yo asiento sonriente: "Mejor imposible" te respondo mientras me acaricias la cara, yo no veo el momento de besarte, de comerte a besos y me lanzo porque el rato que he estado sin ti me ha parecido una eternidad, y ya te echaba de menos...qué mal rato he pasado mi niña, si tú supieras cuánto me dolería perderte, no imagino despertar sin ti a mi lado cada mañana...no te vayas nunca...
Momento espectacular donde los haya, para mí, claro :)
