lunes, 20 de abril de 2009

Hugo Silva: 'A los 14 años juré que nunca sería actor'


Antes de que 'El Duque' enloqueciera a media España, estuvo Lucas, un personaje de la serie 'Los hombres de Paco' interpretado por Hugo Silva que llegó a convertirse en un icono televisivo. Silva abandonó la serie y desde entonces está labrándose una carrera en el cine y el teatro con la que quiere demostrar que es más que el guapo de turno. En esa tarea le viene como anillo al dedo el papel que protagoniza en 'Agallas', la película que se presenta a la sección oficial a concurso del Festival de Cine Español de Málaga.
PREGUNTA.- ¿Cómo consiguió un papel en 'Agallas'?
RESPUESTA.- Me llamaron para hacer la prueba y fui muy sincero. Por primera vez les dije a los directores que realmente quería hacer ese personaje, que de todas los proyectos era lo que más me apetecía. Me cogieron, así que creo que voy a tener que hacerlo más.
P.- ¿Qué tenía ese personaje que no tuvieran otros?
R.- En primer lugar fue por el guión, que es de cine negro, algo poco frecuente en este país y no quería perder la oportunidad. Luego fue por trabajar con Carmelo Gómez y Celso Bugallo y también se trata de un personaje de composición, que es lo que siempre he querido. Por mis características físicas, he acabado haciendo personajes protagonistas o lo que se diría antiguamente de galán, pero nunca uno como éste.

P.- ¿Intenta alejarse de personajes tipo Lucas?
R.- No quiero alejarme ni acercarme a nada, lo que me importa es el personaje y lo que me enriquezca. Me interesan los retos y el resto, lo que representan los personajes, lo que piense el público, si cae bien o mal, me importa poco.
P.-Si le ofrecieran algo en televisión, ¿aceptaría?
R.- De momento no quiero hacer televisión y, si volviera, sería con el mismo personaje. Pero no quiero volver, no porque tengan ningún prejuicio, sino porque he estado trabajando en ese medio muchísimo tiempo y me apetece buscar otras cosas.
P.-¿Qué tal ha sido su experiencia en el teatro con 'Hamlet'?
R.- He tenido la oportunidad de trabajar con Blanca Portillo y Asier Etxeandía. Blanca es de las pocas personas que se me ha puesto delante poseída por el personaje y Asier es el actor que todos queremos ser, con un control absoluto del cuerpo y voz. Ha sido maravilloso volver a las tablas a derrochar energía en el escenario, porque llevaba mucho haciendo audiovisual.
P.- ¿Echaba de menos tener al público delante?
R.- Sí, es que es muy fuerte porque eres consciente de si está llegando o no lo que haces, de qué parte del público juega y se va contigo de viaje. Hay algo mágico y trascendental, algo físico y directo que engancha mucho.
P.-Y ¿qué puede contar sobre la película que tiene en cartel, 'Mentiras y gordas'?
R.- Ha sido una colaboración especial pero de ella recalcaría el material humano. He aprendo mucho viendo a gente tan joven implicándose tanto. Me han devuelto la verdadera razón por la que soy actor y estoy metido en esto.
P.- ¿Y cuál es esa razón?
R.- Que quiero vivir más, porque los actores vivimos extra, vivimos un montón de vidas más y eso es lo que enriquece y lo hace a uno más humano. No por los flashes ni por las cámaras.
P.- ¿Hay algún momento de su carrera que tenga grabado en la memoria y no consiga desprenderse de él?
R.- La primera vez que hice una obra de teatro tenía 14 años. Se trataba de 'Las amistades peligrosas' y cuando terminó fuimos a una cafetería. Recuerdo que me estaba comiendo una napolitana y que juré que jamás iba a volver a subir a un escenario y no iba a tener nada que ver con este mundo, porque lo había pasado muy mal y con muchos nervios y ansiedad.
P.- ¿Qué pasó luego?
R.- Que después de haber trabajado en otras cosas que no me motivaban ni me decían nada, volví a encontrarme con el teatro y me di cuenta de que es donde estoy a gusto. Con 'Hamlet', por ejemplo, he pasado ansiedad y nervios pero en mi casa, donde estaba tranquilo y donde disfrutaba era en el escenario. Ahí es donde tiene sentido esta locura y esta forma de vida, que es muy rara y muy expuesta y nadie en su sano juicio lo haría. Pero engancha mucho.

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