miércoles, 3 de octubre de 2007

Una vida en común (y III) by Lucas y Sara

Esa mañana era especial, diferente a todas la que había amanecido junto a ella. Ahora no estaban escondidos, ni “haciendo nada malo”, ésta vez lo habían hecho “bien”, no tenían nada que temer...
Anoche habían conseguido cenar solos, su primera cena en su nuevo hogar, y Lucas quiso sorprender a Sara con una nueva receta que había estado practicando con Mariano esa semana. Sara preparó la mesa cuidando cada detalle: el mantel, la vajilla, las copas, las velas...y el champán que ella misma había traído del bar por la mañana,...había un gran motivo para celebrar...
Sara se sorprendió de las hasta ahora desconocidas dotes culinarias de su chico, nunca había probado un pescado tan delicioso. A la hora de sacar el postre, Lucas sugirió pícaramente tomarlo para después, ya que antes prefería probar su “postre favorito”....y a las dos de la mañana estaban los dos con una cuchara cada uno y un bote de helado, ella vestida con la camiseta de Lucas y él con el pantalón del pijama, apoyados en la encimera, de medio lado, apenas hablaban sólo devoraban el helado y se dedicaban miradas

Nada más abrir los ojos, giré mi cabeza hacia la derecha para cerciorarme que seguía ahí conmigo, una sensación de absoluta felicidad se apoderó de mí. Estaba de medio lado, con mi camiseta, en posición fetal y algo encogida quizá por el frío de la mañana, así que subí más el edredón y la arropé con cuidado. Ella se removió ligeramente, pero no se despertó, miré el reloj, las siete menos cinco, aún era pronto, y además era domingo....Volví a recostarme, frente a ella, y seguí observándola hasta que el sueño me venció de nuevo...

Unos sonidos “familiares” que hacía tiempo que no escuchaba, y que ahora eran música para mis oídos me despertaron: los ronquidos de Lucas. Y ahí estaba él, con una mano bajo su cara, que es como acostumbraba a dormir y roncando, bueno, respirando fuerte como él solía decir. Yo no pude evitar sonreir, tanto, que se me escapó una pequeña carcajada, así que me tapé enseguida la boca para evitar que él me oyera y se despertara, pero no sirvió de nada, abrió sus ojos lentamente y al verme de la guisa en la que me encontraba (con la boca tapada y los ojos muy abiertos) me preguntó con la voz algo ronca:
- ¿Pasa algo?-extrañado
Yo negué con la cabeza y finalmente me eché a reir
¿De qué te ries?-incorporándose y aún sin comprender el motivo de mi risa.
Yo me incorporé también, le besé en el hombro y le contesté :”De tu respiración fuerte...no sabes cuánto la había echado de menos”
-¡Qué mala eres!-dijo tumbándose nuevamente boca arriba
-“No te enfades”-haciéndome la inocente, y seguí:-“Ahora ya no me hace falta despertador”-y volví a reir de nuevo
-“Pero bueno...sí que te has despertado graciosa tú hoy”-cruzándose de brazos.
-“No te enfades Lucas”-intentando quitarle importancia
Después de varios segundos de semblante serio, poco a poco se le fue dibujando una gran sonrisa: “¿Cómo voy a enfadarme?...encantado de ser tu despertador”
-“Y yo que tú lo seas”
Lucas abrió sus brazos para acogerme en su regazo, yo acudí feliz, cogí posición cómoda sobre su pecho y nos quedamos un ratito más en la cama...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Uenassss

*-* ves porque me gustan tus "desvarios" si esque son preciosos y lo de los ronquidos muy bueno xD a ver si dentro de poco escribes la IIII jajaja quiero volver a reirme ;P

Muchos besos!

Anónimo dijo...

Hola!!!

Me encantan tus historias, y serias una perfecta guionista, ojala se pasen por tu blog y hagan un cortar pegar!

bueno espero que sigas con esta historia

besos!!

patri

Elena dijo...

lo que daría yo por oir esa fuerte respiracion,,,

Blanca dijo...

¿Véis como no cuesta tanto comentar?, jejeje, gracias por vuestras palabras, significan muuuucho para mí :)
En cuanto a lo de continuar con "Una vida en común", en principio, no habrá una IV parte...he hecho como en "Cronica de un sueño hecho realidad", era una idea que la fui escribiendo por partes y hasta ahí...

Eso sí, ahora tiraré de los relatillos que tengo en mi cuaderno, hasta que se me ocurran más desvaríos...

No son gran cosa, pero yo disfruté imaginando y plasmando mis tonterías en un papel...